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martes, 30 de abril de 2013

048. Ser.

Me aferré con tanta fuerza porque era lo único que tenía, lo único que me hacía sentir, lo que quedó cuando todo lo demás desapareció. Me aferré hasta el punto convertirme en dependiente, de sentir una angustia fuerte en el pecho cuando me faltaba y no poder respirar, de hacer que todo mi mundo, mi vida, girara en torno a ello de manera casi inconsciente. Lo antepuse a todo.

Si dolía era porque tenía que doler, era la consecuencia lógica para mi. Si me mataba era porque me tenía que matar y cuando estaba y me aliviaba me daba un respiro la vida.

Y no he vuelto a encontrar nada que ni por asomo me haya hecho sentir con semejante intensidad, y aunque suene a autodestrucción lo echo en falta. Echo en falta sentir con tanta fuerza, para sentirme viva.